Los viajes de surf son parte de nuestras vidas y parte fundamental de este deporte. Es por esto que nos lanzamos en la búsqueda de un nuevo lugar y una nueva ola. Trip Surf algo especial teniendo en cuenta que el spot era bastante cerca de nuestra casa y al que nunca habíamos tenido acceso o la idea de llegar a este lugar.
Es lógico que quieran saber a dónde viajamos, pero esta es la gracia de todo ésto, mostrar el lugar, no mencionar su nombre, pero incentivándote a explorar.
La historia comenzó desde muy temprano. Como siempre , no dormimos mucho durante la noche, porque nos quedamos trabajando para tener todo el tiempo del mundo al día siguiente. Ya todo coordinando con tablas arriba emprendimos rumbo al destino, encontrándonos a medida que avanzábamos con todos los personajes del viaje.
A esa hora el frío estaba crudo, pero no nos quitaba las ganas de surfear. El pronóstico marca 0,2 metros , es decir nada de ola. Pero los datos y experiencias, nos indicaban que podríamos correr olas muy entretenidas y de potencial.
Siguiendo con el viaje llegamos a la localidad de Papudo, compramos comida y agua; continuamos el viaje hacia el norte en la búsqueda de un portón fantasma en donde nos esperaría el clásico Chispa. Efectivamente nos estaba esperando este shaper , junto al surfer local del lugar y algunos amigos de la zona. Sus saludos respectivos y a seguir avanzando en la ruta.
Pasamos por algunas casas de veraneo o quizás de primera vivienda, nunca lo supimos, pero da lo mismo a esa altura. El entorno era precioso, a lo lejos mirábamos Salinas de Pullally, lugar que mezcla campo, río y mar, todo acompañado de bellos conchales y las pequeñas dunas que nos llevaban a la playa, en donde tuvimos que activar el necesario cuatro por cuatro para llegar a la punta.
Nuestra sorpresa era mayúscula al avanzar por la costa, los parajes de naturaleza poco explorada nos transportaba hacia a otro país, era como estar en New Zelanda y la costa del pacífico de México (algo muy raro, que nos tenía un poco confundidos por el poco sol del día). El Silencio y tranquilidad, era otro factor para completar nuestra descripción del entorno. Era claro que no transitaba mucha gente, salvo algunas huellas de autos que nos imaginábamos que eran de pescadores.
En cuanto a la ola , esta era un beach break, de triángulos de arena, con corrientes marcadas, olas fuertes y tubulares (eso pensábamos y nos decían, con condiciones ideales). Por mala suerte nuestra no nos tocó de gran tamaño, pero era la única opción de surfear por la zona con 0,2 metros en el reporte. A esa altura éramos unos afortunados.
Chequeamos incluso a la vuelta del lugar otra playa que también mostraba algunas condiciones. Finalmente decidimos desenfundar las tablas y meternos al agua. Sesión tranquila que nos permitió conocer y compartir con nuevos amigos. Como guinda de la torta, finalizando el trip con un pequeño asado de pescado y la clásica conversación de viajes y aventuras.
Nos quedamos con la espinita de surfear el spot en condiciones perfectas, pero quedamos con una positiva sensación de volver a vivir la esencia de nuestro deporte; de recorrer, conocer y compartir en torno al surf.
Texto y Fotos: Latinwave.cl