Luego de una pésima temporada en la zona central, cómo muchos estaba mi amigo Rai viendo videos de Ski de lo que eran temporadas alucinantes, en eso se encuentra con una expedición de Salomon hacia lo que ellos llamaban Northern Patagonia. Desde ahí se empieza a impulsar el viaje.
Así, en un lunes cualquiera suena el teléfono y del otro lado estaba Álvaro Zunino proponiendo un viaje que ya hace unos años, antes de la erupción del cordón del Caulle, habían hecho Mark Abma y compañía. Desde ahí nace el destino, el cráter del volcán Puyehue, un volcán extinto que en su última erupción destrozó toda su parte alta, quedando un cráter plano de 2,5 km de diámetro con fingers y líneas que van desde su borde hasta el cráter interior. Luego de ver unos videos del lugar empacamos los bolsos y conformamos el grupo con un total de 5 personas; Álvaro Zunino, Raimundo Gonzáles, Boris Tocil, Kevin Picollo, y yo .
Llegamos al refugio del Caulle luego de la larga manejada desde la capital y una pesada subida de 4 horas y media (Equis, botas, Comida y equipo en la espalda). Empezó a nevar y optamos por quedarnos un día allí. Eran fines de octubre y la nieve caía cómo en pleno julio, no lo podíamos creer. Los estragos de la ultima erupción se veían por doquier, gruesas capas de cenizas en el suelo y los árboles, vestigios del aluvión que destruyó una gran parte del bosque en una mazamorra de ceniza, agua y barro; pero pese a todo la naturaleza igual resistía.
Al otro día amaneció completamente despejado y comenzamos a prepararnos alivianando las mochilas para el ataque a la cumbre. Mate, avena y partimos para arriba, en una ruta que no conocíamos bien, pero a pulso llegamos a la cumbre luego de 6 horas y media. Agotados comenzamos a montar el campamento, levantar los muros con bloques de nieve para proteger las carpas del viento, mientras veíamos la impresionante vista del interior del cráter, tal y cómo habíamos visto en los videos; líneas verticales de 35° a 40° con fingers rocas, un paisaje muy alaskiano. Una enorme avalancha había cubierto la línea que queríamos hacer en la cara sur, por lo que cambiamos una poco nuestra estrategia para el día siguiente.
Luego de una noche gélida, nos levantamos ya cuándo empezó a calentar el sol, ya que el frío y la humedad habían descompuesto el powder caído los días pasados. Con lo equipos en la espalda decidimos la línea, la cuál quedaba en el lado opuesto de dónde estábamos en el cráter, por lo que debíamos caminar para llegar a ella, optamos así por bajar al cráter, cruzarlo y luego volver a subir para acceder a la línea.
En el camino hacia ella aparecían grietas y la cercanía al cordón del Caulle, que realmente nos ponía los pelos de punta, frente a un paisaje completamente blanco, un círculo de proporciones gigantescas, gris, humeante…¡recordaba Mordor y el señor de los Anillos!.
Luego de otra larga caminata llegamos a la línea, nos esperaba nieve polvo tipo primavera. Lo que esperamos en la zona central y nunca llegó, lo teníamos ahora en octubre, nadie se lo esperaba.
Luego, la vuelta al campamento, volver a cruzar el cráter para subir por una línea, para seguir subiendo para llegar a las carpas. Pero nos esperaba la bajada del volcán, de su ladera hacia la cabaña, con el sol frente a nosotros, lagos abajo un paisaje sureño y nieve primavera en una bajada tranquila de casi media hora.
Agradecimientos: A The North Face por carpas y sacos, La Bolsa del Ski y WetFly por equipos.
Fotos y Narración: Philippe Gamé.
Participantes: Álvaro Zunino. Raimundo González, Kevin Piccollo, Boris Tocil, Philippe Gamé.